Resumen: el Tribunal Constitucional español ha calificado al derecho al consentimento informado como un acto de ejercicio del derecho a la integridad física del paciente. Esta orientación permite revisar dos cuestiones centrales en la toma de decisiones médicas por representación. Una es la determinación de la capacidad del paciente, de especial actualidad a la vista de la Circular del Ministerio Fiscal 1/2012; la otra, los criterios que rigen las decisiones que adopta el sustituto. A partir de la concepción del consentimiento informado como manifestación de un derecho fundamental, se hace posible superar el formalismo, en cuanto al establecimiento de la capacidad, y evitar la trasposición acrítica y automática del principio de autonomía, en lo que concierne a la toma de decisiones por sustitución. Para ello se apuesta por la primacía de la capacidad natural y por el empleo del principio de proporcionalidad constitucional al evaluar la legitimidad del consentimento informado prestado por representación.
Palabras clave: capacidad; consentimiento informado; decisiones de sustitución; principio de proporcionalidad.
Abstract: the right to informed consent has been qualified by the Spanish Constitutional Court as an act of exercising the right to physical integrity of the patient. This approach enables us to deal with two important issues related to “decide for others” in the medical context. First, the determination of the competence of the patient to consent by himself, recently considered by the Spanish Public Prosecutor’s Circular 1/2012. Second, the material criteria to guide the decisions adopted by the proxy. Taking into account the characterization of informed consent as a manifestation of a fundamental right, formalism in establishing competence and the uncritical and automatic transposition of the principle of autonomy into the decision-making process for incompetent people are overcome. On the contrary, it is stated the primacy of natural capacity and the use of the constitutional principle of proportionality as a tool to assess the legitimacy of the proxy informed consent.